La apuesta por una economía asociativa

100 Aniversario de ‹Der Kommende Tag›

01.04.2020

Hace 100 años, el 23 de marzo de 1920, se fundó la sociedad anónima ‹Der Kommende Tag - Sociedad para Promover los Valores Económicos y Espirituales›, como empresa comercial asociativa en el sentido del organismo social trimembrado. La ‹Der Kommende Tag AG› tuvo que ser liquidada pocos años después, como resultado de la crisis económica general. Dejando a un lado el «fracaso» del proyecto, uno de los resultados de las acciones arriesgadas y de gran valentía fue la Weleda AG, que existe hasta hoy en día. Las organizaciones asociadas también incluyeron la primera Escuela Waldorf y varias instituciones de investigación. 

Antecedentes

En los inicios de los ‹tiempos de la trimembración social›, la actividad de oradores comprometidos en promover las nuevas ideas sociales de Rudolf Steiner, junto con la publicación de los ‹Puntos centrales de la cuestión social› de Rudolf Steiner, despertaron el interés por cuestiones como la propiedad privada y la propiedad de suelo, el salario, y la naturaleza de las asociaciones económicas, tanto en los grupos de trabajo antroposóficos locales, como en la conciencia de los trabajadores en busca de un cambio de las condiciones económicas y laborales.

«El destino de la humanidad está sujeto a que, bajo ciertas condiciones de vida, la citada línea evolutiva [de la economía doméstica, pasando por economía nacional, a economía global] está ejerciendo su influencia en forma predominante. … Es irreal querer organizar, en forma abstracta, las fuerzas económicas en el marco de una comunidad mundial. … La tendencia de transformarlas en comunidades económicas, ha conducido al caos social de nuestro tiempo. La esfera económica tiende a organizarse por sus propias fuerzas, libre de instituciones estatales, pero también libre del modo de pensar estatal-político.» [i]

«La organización económica que se basa en asociaciones libres es la contraimagen de la propensión a querer organizar desde afuera para que los hombres cooperen en la producción. … Tal ordenamiento organizador suprime la fuerza individual de libre creación y deja la economía sin aquello que únicamente se origina en dicha fuerza.»[ii]

Para la divulgación de estas ideas, Rudolf Steiner propuso dos líneas de acción. Por un lado, «es deseable que en las almas se genere el entusiasmo necesario para que aquellos que puedan adquirir tal entendimiento desde el punto de vista científico-espiritual hagan todo lo posible para enseñar a otros el entendimiento necesario, para enseñarlo a través del calor de su propia convicción.»[iii] Por otro lado fue importante dar pasos prácticos en este sentido. El 1 de octubre de 1919, se celebró una reunión entre Rudolf Steiner, Emil Molt, Carl Unger, Emil Leinhas y Dr. Ruths de Estocolmo; y dos días después, hubo otra reunión en la que, en presencia de Rudolf Steiner, se dibujaron los primeros planes para ampliar el movimiento de la trimembración social a otros países europeos.

En otra reunión, del 15 de octubre de 1919 se concretaron las ideas de una cooperación económica en el sentido de ‹Los puntos centrales …›. El objetivo principal fue la fundación de un «banco», requerido para hacer transacciones bancarias dentro del marco legal pero también para tener cierto control propio sobre la administración del capital como Rudolf Steiner la había esbozado en su condición de elemento clave del organismo social trimembrado.

La fundación de ‹Der Kommende Tag›

A principios de diciembre de 1919, en el local de la Rama antroposófica de Stuttgart, cuatro miembros de la Unión para la Trimembración Social, Emil Molt, Carl Unger, Emil Leinhas y Ernst Uehli, se reunieron con Rudolf Steiner para discutir las posibilidades de integrar un grupo de empresas grandes y medianas bajo la forma de la economía asociativa. Se fijó la Noche Vieja como plazo para llegar a una resolución común concreta. El día anterior, Rudolf Steiner había dado una conferencia para los miembros de la Sociedad Antroposófica, titulada ‹Conocimiento espiritual como fundamento de acción›. [iv] Las palabras de Steiner («Nuestro mundo no podrá prosperar si no dejamos que habite en nuestra voluntad y acción lo que puede ser contemplado desde el espíritu») fueron otro motivo más para interpretar el espíritu emprendedor en el sentido más amplio, capaz de llevar a una renovación radical del pensamiento económico.

Finalmente, el 31 de diciembre, llegó el momento de tomar la decisión de formar una sociedad anónima con el nombre ‹Der Kommende Tag - Sociedad para Promover los Valores Económicos y Espirituales›. Los primeros fabricantes que aportaron su propiedad al conjunto iban a formar juntos un consejo administrativo (Emil Molt, Carl Unger, Emil Leinhas y José del Monte, junto con Rudolf Steiner). Cuando Emil Molt se dirigió a Rudolf Steiner con la pregunta de si estaba dispuesto a asumir la función del director, la respuesta afirmativa de Rudolf Steiner coincidió justo con el momento de empezar a sonar las campanas de Nochevieja. En medio del momento emotivo, en el que Emil Molt no pudo evitar que le salieran las lágrimas, Rudolf Steiner permaneció en ecuanimidad pura y sin muestras de ningún tipo de emoción. El entusiasmo que él había transmitido en su conferencia anterior, contrastó pues con su postura seria, consciente de lo exigente que iba a ser la tarea que se acababa de iniciar.

La idea fue que se agregasen mas empresas de todos los sectores económicos, incluyendo explotaciones agrícolas. Siguiendo el ideal social de la fraternidad, los excedentes iban a destinarse a instituciones de la vida cultural-espiritual, en primera línea la recién fundada escuela Waldorf de Stuttgart, ya que no era sostenible confiar unilateralmente en las donaciones del co-fundador Emil Molt.

Pocos días antes de la fundación de ‹Der Kommende Tag›, Rudolf Steiner explicó en más detalle la necesaria financiación de valores en el ámbito cultural-espiritual. «Nuestra intención es que lo económico dé sostén a lo espiritual. Sin embargo, para el gesto de querer sostener, debe haber algo a sostener.» Con ello, Steiner se refirió al nuevo arte de la euritmia, que requería un esfuerzo financiero adicional. El impulso cultural de la euritmia, dijo Steiner, no solo se podía entender como particular elemento artístico de la enseñanza Waldorf; también necesitaba un hogar propio, representativo de la antroposofía: un ‹Eurythmeum›. El ‹Eurythmeum› de Stuttgart se pudo inaugurar cuatro años más tarde.

Finalmente vino el día en el que se constituyó oficialmente ‹Der Kommende Tag›, el día 23 de marzo de 1920.  En este momento, la tasa de inflación de Alemania todavía no era tan dramática como 3 o 4 años más tarde. Se anhelaba el momento de expandir las actividades a países extranjeros, sin embargo no hubo fuerzas suficientes para ello; en aquel momento solo reinó la convicción absoluta de que era impensable seguir los modelos de la economía de capitalismo privado. En muchas conferencias del año anterior, Rudolf Steiner había expuesto las posibilidades de cooperación entre la dirección empresarial y los consejos de obreros. No hubo planes de cambiar el sistema salarial;[v] por otro lado hubo iniciativas sueltas de ofrecer conferencias, clases de euritmia y cursos de formación para los empleados. El principio rector fue «conseguir, como única manera de contrarrestar las fuerzas sociales destructivas, un entendimiento común a lo largo de todas las clases sociales, que reuniera los intereses de los obreros con los de los líderes intelectuales-espirituales de la empresa.» [vi]

Firmaron como fundadores de la nueva sociedad: Konradin Hausser, Hans Kühn, Emil Leinhas, Graf Otto von Lerchenfeld, Emil Molt, José del Monte, Graf Ludwig von Poltzer-Hoditz, Rudolf Steiner, y Carl Unger.

Riesgos, retos, determinación

Las nuevas estructuras suponían un esfuerzo adicional, tanto a nivel humano como organizativo. Se ampliaron significativamente las tareas y responsabilidades de los directores de las empresas; por otro lado, teniendo la seguridad del mutuo apoyo de las empresas asociadas, tenían más margen para introducir cambios en la producción y distribuir los riesgos. El principio asociativo de consultas mutuas y decisiones conjuntas fue positivo y decisivo para la comunicación y cooperación. La circunstancia de que la fábrica de cigarrillos de Emil Molt pudiera contar con la cooperación directa de la importante fábrica de cartonajes de José del Monte (véase Antroposofía en el Mundo no. 10/2018) parecía una base idónea para establecer más tipos de cooperación económica con otras empresas. Sin embargo algunas empresas, como la de máquinas herramienta de Carl Unger, tuvieron que lidiar por sobrevivir el periodo de economía estancada de posguerra.

En estos tiempos la revolución aun estaba en marcha, tanto con las actividades de la extrema izquierda como con las de la extrema derecha, como se pudo ver en el golpe de Estado de Kapp, un golpe militar que se desarrolló entre el 13 y el 17 de marzo de 1920. Esta situación inestable condujo a que el Gobierno Alemán iniciara una serie de reformas sociales y medidas con el carácter de la economía centralmente planificada. Lo que puso de relieve lo importante que había sido la idea de una asociación económica autónoma, capaz de entrar en relaciones económicas libres con otras empresas nacionales e internacionales.

De todas formas, el proyecto ‹Der Kommende Tag› no fue un experimento inconcebible e irresponsable de algunos antropósofos. En su libro ‹Tiempo de Trimembración›, Hans Kühn responde a este tipo de acusación: «A pesar de todo, el intento solo fue comparable con el de otro gran iniciado, el Conde de Saint Germain, que en su tiempo introdujo los ideales de la libertad, igualdad y fraternidad en el caos de la Revolución  Francesa. Él se ocupó de crear industrias como la de la tintorería y explotó los balnearios de la zona de Baden-Baden que habían permanecido sin explotar durante siglos. Su disposición de servir a la humanidad se extendió hasta las condiciones laborales terrenales. Pues tuvo éxito en algunos campos, en otros fracasó.» [vii]

«Institución similar a un banco»

Entre las personas fundadoras no hubo ningún banquero. Sin embargo jurídicamente estaba prohibido que las empresas realizaran ellas mismas operaciones bancarias. A raíz de ello fue necesario crear como departamento especial un instituto bancario, que llevó el nombre de su director Albert Koch.

El consejo administrativo del banco iba a tener, entre otras, la tarea de financiar: la primera etapa de la construcción del edificio del Goetheanum, con capital de 250.000 francos suizos; una editorial para la difusión de escritos socio-políticos y científico-espirituales de Rudolf Steiner; la propagación de la trimembración social a nivel internacional; proyectos económicos, un centro de investigación para el desarrollo ulterior de invenciones e innovaciones; la etapa final de la construcción del Goetheanum con un capital necesario de 500.000 francos suizos; y la recaudación de capital para la operatividad del banco.

En sus ‹Pensamientos guía para la fundación de una empresa› de noviembre de 1920, Rudolf Steiner habló de una «institución con las características de un banco», la célula madre de la banca ética y guía para ‹Der Kommende Tag›: «Es necesario construir una «institución similar a un banco» cuyas operaciones financieras sean dirigidas tanto a empresas económicas como  espirituales, y cuya misión y actitud sean orientadas en el sentido de la concepción antroposófica del mundo.» [viii]

Una parte del texto de Steiner se usó, con formulaciones casi idénticas, para un folleto informativo de ‹Der Kommende Tag› para promover la compra de participaciones. «La sociedad anónima se diferenciará de otras empresas bancarias por no cuidar exclusivamente los aspectos financieros sino las operaciones reales para las que el capital servirá de fundamento. Por lo tanto, el modo de facilitar capital para otras empresas no seguirá el modelo del sistema bancario convencional, sino otros aspectos que hacen viable un proyecto económico. Esto significa que la sociedad no asumirá el papel del prestamista, sino el del experto, capaz de valorar el alcance de una operación financiera, y de contribuir con sentido práctico en la toma de decisiones para su realización.» [ix]

En el extranjero, las iniciativas asociadas de Suiza y Suecia no condujeron a la fundación de entidades bancarias. Por eso fue importante lograr que se asociasen empresas agrícolas que suponían cierta garantía de valor duradero. En este sentido se logró incorporar, por ejemplo, un aserradero cerca de Aalen, con un terreno agrícola de aproximadamente 200 hectáreas.

Editorial

Otro elemento crucial de ‹Der Kommende Tag› iba a ser una editorial, bajo la dirección de Wolfgang Wachsmuth, y con el objetivo de suministrar literatura antroposófica a 5 librerías, entre ellas la del Goetheanum.-Rudolf Steiner aconsejó a los directores en la selección de títulos; algunas de las publicaciones más importantes fueron el ‹Fausto› de Goethe y el libro de Guenther Wachsmuth sobre las fuerzas formativas etéreas. Poco después se instaló una imprenta en la sede de la Rama de Stuttgart, donde se producía el semanario ‹Trimembración del Organismo Social›.

Oportunidad y vacilación

Siguió un periodo de negociaciones con los propietarios de las empresas dispuestas a formar parte de la sociedad, un periodo nada fácil, con una duración de medio año. Había que determinar el tipo de compensación más justo para cada empresario, establecer una contabilidad general, y difundir informaciones sobre los formularios de suscripción de préstamos que luego se podían transformar en acciones. Rudolf Steiner, nada contento con los primeros diseños de las acciones, se ocupó personalmente de diseñarlas al estilo suyo, no orientado en el estilo convencional de los billetes.

Para conseguir un valor estable de las acciones, todo dependía de la cantidad de empresas dispuestas a asumir la idea del apoyo fraternal mutuo en la economía. La idea de la autogestión asociativa como nuevo impulso económico vital debía estar por encima de las tendencias de descenso. «Pero tal idea no fue comprendida en su alcance total. Aparte de unos pocos que participaron en el proyecto con plena confianza en Rudolf Steiner, la mayoría de los emprendedores no estaban dispuestos a renunciar a los derechos de propiedad, a pesar del hecho de adquirir derechos aun mayores en compensación.» [x]

Investigación, medicamentos e instituciones terapéuticas

Era importante promover con toda la fuerza las instituciones de investigación, sobre todo el Instituto Clínico-Terapéutico de Stuttgart y los laboratorios químico-técnicos de Schwäbisch Gmünd. De estas dos últimas era de esperar que dentro de un espacio de tiempo razonable, serían las que más utilidad y rendimiento podían alcanzar. En este contexto había que informar a la comunidad de médicos sobre un vademécum de medicinas que se estaban produciendo siguiendo las instrucciones de Rudolf Steiner; sin embargo el vademécum iba a incluir también otros productos, como el ‹Infludo› desarrollado por el doctor Ludwig Noll.

El Instituto Clínico-Terapéutico de Stuttgart fue fundado por la sociedad ‹Der Kommende Tag›. Los médicos del instituto asistieron a un primer curso de formación dado por Rudolf Steiner en la primavera de 1920 en Dornach, seguido por otro curso en la primavera de 1921. En estos cursos Rudolf Steiner enseñó la ampliación y vivificación de la medicina convencional mediante la ciencia espiritual. A pesar de ello, el interés en un nuevo movimiento médico y la aplicación de nuevos medicamentos dejaba mucho que desear. Estos se desarrollaron en un laboratorio cerca de Stuttgart y fueron producidos en Schwäbisch Gmünd. El director, W. Kehler, era de la empresa química Bayer de Leverkusen, y fue aceptado por Rudolf Steiner, valorando su entusiasmo y ánimo, y sin preocuparse por el hecho de que no era antropósofo. A pesar de estar desbordado con otros compromisos, Rudolf Steiner hizo todo lo posible para que avanzasen las empresas de ‹Der Kommende Tag›, en las que tanta esperanza ponía junto con los amigos de la Union para la Trimembración Social. Para la difusión de los medicamentos antroposóficos, en este momento no se podía contar con muchos médicos formados en la medicina antroposófica; otro problema fueron el escepticismo de los médicos convencionales, a los que les costó superar los conceptos convencionales.

Muchas de las instituciones de investigación estaban preparadas para dar rédito a las inversiones y donaciones recibidas. Podían haber sido de gran utilidad y potencia económica si ‹Der Kommende Tag› hubiera podido existir algunos años más. El ejemplo más llamativo fue el desarrollo de la máquina de Strader, de la que Steiner comentó que sería inventada dentro de los próximos 20 años, parecido al motor de Keely, cuyo inventor fue capaz de ponerlo en marcha a través de su voz.

Entre los demás proyectos tutorados por Rudolf Steiner estaban los de producir tejidos a base de turba, desarrollar pinturas en base a plantas, y un preparado contra la fiebre aftosa. A Carl Unger, Rudolf Steiner le encomendó la tarea de desarrollar una máquina especial para la producción de medicamentos anti-cáncer, encargando una placa rotativa que se moviese a la velocidad de la rotación de la superficie terrenal de la zona, con la idea de introducir gotas de muérdago en un líquido puesto en rotación. Más tarde, la asociación para la investigación del cáncer (Hiscia) se inspiró en estos intentos para la elaboración de sus productos.

El instituto fisiológico-biológico fundado por ‹Der Kommende Tag› realizó investigaciones intensas sobre el crecimiento de las plantas bajo la influencia de la luna y los planetas, con resultados que hoy siguen siendo válidos y útiles en la agricultura biodinámica. Lili Kolisko consiguió demostrar el efecto de sustancias en alta dilución sobre el crecimiento de las plantas. En su publicación ‹Prueba fisiológica y física de la efectividad de entidades mínimas›,[xi] consiguió demostrar con métodos científicos el efecto real de las diluciones homeopáticas, elevando a grado de ciencia lo que antes (y hasta hoy) es considerado asunto de fe o autoengaño.

No deja de ser trágico que después de tres años, los institutos no pudieran continuar su trabajo, con la consecuencia de que las ideas innovadoras de Rudolf Steiner en los diversos campos científicos no llegasen a ser aprovechados en su potencial completo. Hasta hoy, la ciencia convencional no reconoce los logros de la ciencia espiritual moderna, con excepción de la ciencia agrícola, que se percata de la cualidad superior de los productos biodinámicos.

La ‹Futurum AG›

El 16 de junio de 1920, se produjo la fundación de otra comunidad de economía asociativa en Suiza, la ‹Futurum AG, Sociedad para la Promoción Internacional de Valores Económicos y Espirituales›. Entre las empresas fundadoras figuraban: La editorial ‹Verlag am Goetheanum›, Handelsabteilung Basel (comercio de tabaco, productos alimenticios, miel), el Instituto Clínico-terapéutico de Arlesheim y el Laboratorio Químico-farmacéutico de Arlesheim.

Emil Molt fue el primero en promover ‹Futurum AG› y encargarse de coordinar y organizar las cosas. Con la función de director del consejo administrativo, Rudolf Steiner por su parte asumió otro cargo más adicionalmente a su misión espiritual y los múltiples compromisos anteriormente contraídos. No fue relevado de la carga de responsabilidad hasta el 22 de marzo de 1922.

Lo que más le importaba a Rudolf Steiner eran las instituciones de investigación y producción de nuevos medicamentos; siempre que podía, se acercaba a los laboratorios para dar consejos a los empleados. Los colaboradores de ‹Der Kommende Tag› también tenían un vivo interés en los desarrollos, aunque por aquel entonces los medicamentos todavía no estuvieran listos para ser comercializados.

La mayor parte de las empresas no eran antroposóficas, por lo cual había que introducir los principios de gestión y economía desde cero. La sociedad se fundó a pesar de las advertencias al respecto de Rudolf Steiner. Cuando en el verano de 1922 se vio que la sociedad era insuficientemente rentable, fue necesario liquidarla y mantener activa tan solo la ‹Internationale Laboratorien AG› (véase más abajo).

Cambio en la dirección

Emil Leinhas, un miembro activo de la Unión para la Trimembración Social, también fue miembro del consejo administrativo de la compañía Waldorf-Astoria, además de mantener un compromiso fuerte con la Sociedad Antroposófica. El 4 de septiembre de 1921, Leinhas fue elegido como nuevo miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Antroposófica después de que Mari Steiner y Michael Bauer anunciaran su cese. Poco después, Leinhas también asumió el cargo de director general de ‹Der Kommende Tag›, en relevo de Rudolf Steiner. Leinhas era un hombre inteligente, prudente y correcto. Estaba en contacto permanente con Rudolf Steiner, y gozó de la su plena confianza.

La liquidación de ‹Der Kommende Tag›

A pesar del gran esfuerzo y compromiso de todos, según la valoración de Hans Kühn, persona muy cercana a Rudolf Steiner durante los «tiempos de trimembración social», no había suficiente confianza en las ideas e indicaciones de Rudolf Steiner. En muchos casos, la preocupación y vacilación frente a las inversiones necesarias también provocó una falta de determinación en los proyectos de investigación, una toma de decisiones atrasada, e insuficiente disposición para hacer concesiones mutuas. [xii]

Cuando en la primavera de 1921 finalmente la gran y renombrada Astoria-Waldorf se pudo agregar a ‹Der Kommende Tag›, para muchos fue una señal de esperanza y estabilidad para el proyecto; sin embargo la situación económica nacional general y discrepancias internas sobre la competitividad de la Astoria-Waldorf hicieron que la empresa se cediera a otros inversores, con lo cual resultó cada vez más difícil cumplir con la misión original de una economía social y fraternal. [xiii]

En el año 1923, en medio de la crisis económica de los tiempos de posguerra, la inflación en Alemania llegó a su cima y fin. No había acceso a divisas para satisfacer las necesidades de consumo con un aumento paralelo de escasez de recursos. A ello se añadieron las deudas y reparaciones de la Primera Guerra Mundial. Por ejemplo, el precio de un sello de correo llegó a cientos de millones de marcos. En noviembre de 1923, la situación se hizo insostenible, y la introducción de la nueva moneda hizo necesario volver a contabilizar los bienes económicos, enfrentándose a la situación real de las empresas y de la sociedad anónima en su totalidad.

Emil Leinhas se ocupó de calcular los pocos fondos líquidos restantes del año fiscal 1923 y de presentarlos en una reunión de antropósofos accionistas celebrada antes de la cuarta asamblea general de ‹Der Kommende Tag›, el 15 de julio de 1924 en Stuttgart.  [xiv]En el acta se lee:

«Emil Leinhas, Director General de la sociedad anónima, da la bienvenida a los miembros de la Sociedad Antroposófica presentes, que representan aproximadamente el 80 por ciento del capital social de ‹Der Kommende Tag›, y pide al Dr. Rudolf Steiner que presida la reunión. Dr. Steiner: ¡Mis queridos amigos! Hoy probablemente tendremos que celebrar la reunión más seria y menos entusiasmante posible dentro de la Sociedad Antroposófica, y por lo tanto voy a pedir que en la reunión de hoy prevalezca la pura razón, de lo contrario difícilmente podremos llegar a un acuerdo.»[xv]

Emil Leinhas presentó un plan de emergencia acordado con Rudolf Steiner, especificando las empresas que había que vender. El objetivo principal era asegurar la financiación del Goetheanum y la existencia de la Escuela Waldorf de Stuttgart, además de proteger los terrenos adquiridos para su desarrollo ulterior.

Se decidió transferir la producción de nuevos medicamentos al Instituto Clínico-Terapéutico de Arlesheim, que bajo la dirección eficaz de Ita Wegmann había resultado la empresa que más perspectivas de rendimiento económico tenía. En la antes mencionada crisis de liquidez de la Futurum AG en 1922, Ita Wegmann había conseguido que tanto el Instituto Clínico-Terapéutico de Arlesheim como el laboratorio químico-farmacéutico de Arlesheim abandonaran la sociedad anónima ‹Futurum AG› y siguieran bajo el nuevo nombre de ‹Internationale Laboratorien und Klinisch-Therapeutisches Institut Arlesheim AG› (ILAG). Más tarde se acordó el nombre Weleda. Pues este fue el instituto beneficiado por la liquidación de ‹Der Kommende Tag›, y que, como empresa económicamente fuerte, aseguró la continuidad en el desarrollo y la producción de medicamentos antroposóficos.

Para que las transacciones llegasen a buen fin, fue necesario que los accionistas sacrificasen gran parte de sus participaciones. Con actitud de sacrificio y abnegación; gran parte de las acciones fueron donadas a Rudolf Steiner para su libre disposición. Se estableció un fondo de ayuda para las empresas que sufrieron pérdidas mayores. Con palabras emocionantes, Rudolf Steiner expresó su agradecimiento a todos. [xvi] Le pidió a Emil Leinhas hacerse cargo de los trámites y negociaciones con las empresas particulares, tarea que Leinhas cumplió con impecable postura profesional y humana.

El 31 de octubre de 1925 se celebró la última asamblea de ‹Der Kommende Tag›. Emil Leinhas había preparado todo para la liquidación y desagregación de las empresas asociadas. Se consiguió salvar a la Escuela Waldorf de los múltiples problemas surgidos. Leinhas se hizo responsable de la producción de medicamentos en los institutos alemanes, y creó una organización prometedora, que más tarde también fue integrada en la central suiza de la Weleda en Suiza (el anterior ‹Klinisch-Therapeutisches Institut› Arlesheim).

El curso de economía política

‹Der Kommende Tag› fue una apuesta por un nuevo orden económico en tiempos en los que no había ideas claras sobre un orden social más justo y humano. La búsqueda de nuevas formas de cooperación exigía renunciar a ciertos privilegios capitalistas. Visto que este intento no tuvo el éxito deseado, Rudolf Steiner vio la necesidad de proporcionar una base científica para la renovación de la vida económica. Este fue el motivo de dejar un legado a los que no iban a dejar de hacer nuevos intentos: el Curso de Economía Política, dado en Dornach de 24 de julio del 6 de agosto de 1922, a una audiencia de estudiantes.

Los contenidos del curso exigieron de los jóvenes presentes una atención y disposición especial, junto con la capacidad de entenderlos y desarrollarlos por su propia cuenta. Asumir las ideas principales de este curso significa abandonar viejos conceptos y renovar el pensamiento hacia una concepción imaginativa de los complejos procesos económicos. Los problemas de entendimiento que surgen con gran probabilidad para el lector contemporáneo son la mejor prueba de que los cómodos conceptos económicos de la ciencia económica no son suficientes para los retos actuales de la economía nacional y global. El curso no puede considerarse como programa listo para ser ejecutado, sino que invita a contemplar los principios para el desarrollo de comunidades asociativas futuras, incluyendo ciertas fórmulas para la fijación de los precios.

«Es de extrañar que tales indicaciones todavía no hayan encontrado acogida en las instituciones académicas como nuevo sistema de ciencias económicas y sociales. La comunidad científica, y en particular los jóvenes, darían la bienvenida a ideas que ofrecen soluciones para salir de los dilemas actuales.» [xvii]

En este sentido, la ciencia antroposofía muestra que sus ideas sirven para la construcción de un orden en uno de los ámbitos más imbuidos de materialismo, el de la economía. Un anuncio de la editorial ‹Der Kommende Tag›, lo formula de la manera siguiente: «Un rasgo característico de la editorial ‹Der Kommende Tag Verlag› es su afiliación a tales empresas [asociativas]. La producción espiritual debe ser parte de toda la esfera de la vida humana para no correr el riesgo de convertirse en puro lujo para la sociedad. Lo espiritual y lo material deben beneficiarse mutuamente para que el uno no se aleje del otro en detrimento de la humanidad.» [xviii]

Notas:

[i] Los puntos centrales de la cuestión social, abril de 1919.

[ii] Ibídem.

[iii] El aspecto interior del enigma social, 14 de septiembre de 1919.

[iv] GA 333.

[v] «Por ejemplo, los trabajadores de las nuevas empresas afrontarán las diferencias salariales de la misma manera que lo hicieron en las empresas antiguas. En tales asuntos no hay que subestimar cuán pronto, con una gestión adecuada, una organización del tipo aquí descrito podrá encauzar consecuencias positivas posteriores.» Artículos sobre la trimembración del organismo social y la situación de la época entre 1915 y 1921, Ideas guía para la fundación de una empresa, GA 24.

[vi] Folleto informativo de ‹Der Kommende Tag› para promover la compra de participaciones, publicado en Hans Kühn, Dreigliederungszeit, p. 235.

[vii] Hans Kühn, Dreigliederungszeit, p. 106.

[viii] Artículos sobre la trimembración del organismo social y la situación de la época entre 1915 y 1921, Ideas guía para la fundación de una empresa, GA 24.

[ix] Hans Kühn, p. 234.

[x] Hans Kühn

[xi] Physiologischer und physikalischer Nachweis der Wirksamkeit kleinster Entitäten, Verlag am Goetheanum, 1997.

[xii] Hans Kühn, p. 123.

[xiii] Hans Kühn, p. 123.

[xiv] Acta de la reunión en GA 260a, capítulo IV, ‹Consecuencias del Congreso de Navidad ...›

[xv] Ibídem.

[xvi] GA 260a, capítulo IV.

[xvii] Hans Kühn, p. 135.

[xviii] Artículos sobre la trimembración del organismo social …, Prólogo para el anuncio de una editorial, diciembre de 1920, GA 24.